Puntos Clave:
- El huracán Otis, el primer huracán de categoría 5 en el Pacífico que toca tierra en la historia de México, devastó Acapulco y las comunidades circundantes el 25 de octubre.
- Los/as metodistas mexicanos/as conjuntamente con el Comité Metodista Unido de Ayuda, proporcionaron artículos de primera necesidad y ayuda monetaria.
- El Obispo Agustín Altamirano Ramos dijo que la devastación del huracán es solo el ejemplo más reciente de cómo la crisis climática está empujando a las congregaciones de todo el país a responder a nuevos desafíos pastorales.
Mientras los/as residentes de este balneario continúan recomponiendo sus vidas después del huracán que pasó en octubre, un pastor metodista dijo que la tormenta ofrece una llamada de atención sobre la crisis climática: “Tenemos muchas tormentas y los huracanes categoría 2 y 3 son nuestro pan de cada día. Pero un huracán tan grande, que se intensificó tan rápidamente, es nuevo para nosotros/as. El cambio climático es real” dijo el Rev. Rafael Espinoza, pastor de la Iglesia Metodista El Buen Pastor en el barrio La Laja de Acapulco.
El huracán Otis, el primer huracán categoría 5 en el Pacífico que toca tierra en la historia de México, devastó Acapulco y las comunidades circundantes el pasado 25 de octubre. Espinoza dijo que a la gente no se le avisó adecuadamente de la intensidad de la tormenta pues aunque los/as meteorólogos/as sabían que Otis se acercaba, predijeron vientos mucho más suaves. En cambio, la rápida intensificación de la tormenta fue una de las más rápidas que los/as meteorólogos/as hayan visto jamás.
Según informes oficiales al menos 52 personas murieron a causa del huracán Otis en México; 32 personas siguen desaparecidas, pero mucha gente en Acapulco cree que esas cifras son artificialmente bajas.
Espinoza dijo que la recuperación será lenta: “El gobierno federal está contribuyendo bien, pero nos enfrentamos a una tarea titánica de reconstrucción. Se necesitarán años para recuperarse y además, la infraestructura hotelera, de la que vivimos todos/as, se vio muy afectada. No hay hotel que no esté cerrado y nuestra ciudad vive de esa industria”.
Espinoza dijo que las tres iglesias metodistas en Acapulco recibieron apoyo casi inmediato de otros/as metodistas mexicanos/as, quienes llegaron tan pronto como se abrieron los caminos con sus vehículos cargados con alimentos, ropa y otros suministros.
El Comité Metodista Unido de Ayuda (UMCOR por sus siglas en inglés) otorgó una subvención de emergencia de $10.000 a la Iglesia Metodista de México para apoyar esos esfuerzos, según Cristian Schlick, un misionero metodista unido de Chile que tiene su sede en México, y agregó que UMCOR está considerando una subvención adicional.
Según el Obispo Agustín Altamirano Ramos, cuya Conferencia Anual de México incluye Acapulco, los/as líderes de la iglesia están considerando enviar equipos de carpinteros y plomeros, junto con tanques de agua en los tejados, para ayudar en el largo esfuerzo de reconstrucción, y además comentó que la devastación del huracán es solo el último ejemplo de cómo la crisis climática está empujando a las congregaciones de todo el país a responder a nuevos desafíos pastorales.
“El cambio climático nos afecta a todos/as de alguna manera. Hay comunidades rurales donde la gente se ha dedicado a la agricultura durante generaciones, pero debido a los cambios de temperatura y precipitaciones, han perdido ingresos y su vida comunitaria ha cambiado. La gente está migrando a las ciudades y a otros países” explicó.
En San Andrés Tlalamac, una comunidad rural de la conferencia de Altamirano, equipos de voluntarios/as de Estados Unidos construyeron una clínica médica en los años 1980. Los/as residentes, en su mayoría pequeños/as agricultores/as, se han visto gravemente afectados/as por el cambio climático y no pueden mantener la clínica funcionando con normalidad.
“En los últimos años no hemos podido saber cuándo iba a llegar la lluvia, lo que hace que sea difícil plantar, ya que o no llueve suficiente cuando lo necesitamos o llueve demasiado cuando no lo necesitamos. Además de los bajos precios que pagan en el mercado, se ha vuelto difícil ganarse la vida con la agricultura, por lo que muchos hombres de la comunidad han emigrado a otros lugares o al norte de los Estados Unidos” dijo Inés Rodríguez Ramos, residente de 63 años quien es metodista de toda la vida, y agregó que miembros de la comunidad, junto con la conferencia, han luchado para mantener la clínica en funcionamiento. Una subvención del Encuentro con Cristo en América Latina y el Caribe, un fondo permanente de la Junta Metodista Unida de Ministerios Globales, ayudó a la comunidad a mantener abierta una clínica dental y organizar programas especiales para niños/as durante la pandemia de COVID-19.
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El Obispo metodista Rodolfo Edgar Rivera de la Rosa, de la Conferencia Anual del Centro Norte de México, dijo que la crisis climática ha resultado especialmente difícil para un grupo indígena de su zona: “Definitivamente somos conscientes de la crisis producida por el cambio climático y en nuestra conferencia éste ha golpeado muy fuerte al pueblo Tarahumara. En las montañas de la Sierra Madre donde viven, llueve mucho menos. Viven con más calor, más incendios forestales y menores cosechas. Todo eso significa mayor hambre y otros problemas”.
“Nuestras iglesias tienen varios ministerios que responden a sus necesidades y al mismo tiempo, pedimos una mejor administración de nuestros recursos hídricos” agregó.
Rivera dijo que las mujeres desempeñan un papel clave en la respuesta a un clima cambiado: “Son las mujeres las que continuamente se levantan, hablan, impulsan nuevas ideas y acciones concretas para cuidar el medio ambiente”.
Una misionera metodista unida que enseña en la Comunidad Teológica de México recientemente desafió a los/as metodistas mexicanos/as a reflexionar teológicamente sobre la crisis climática: “Hoy apenas estamos empezando a hablar de migrantes desplazados/as por el cambio climático, y esas cifras no harán más que aumentar pues dentro de 20 o 30 años, estaremos hablando de millones de personas que vivirán en ciudades, por ejemplo, abrumadas por el aumento del nivel de los océanos" dijo la Revda. Genilma Boehler, quien participó en una conferencia en diciembre en la Ciudad de México para celebrar el 150 aniversario del establecimiento del metodismo en el país..
“¿Vamos a hacer algo o dejarlos/as morir bajo el agua? ¿Vamos a entrar nuevamente en el Arca de Noé quienes nos llamamos evangélicos/as y dejar que todos/as los/as demás se ahoguen? Una comprensión individualizada del pecado y la salvación implica que tenemos garantizado un lugar en el paraíso, pero otros/as pueden perecer. ¿Por qué preocuparme por el medio ambiente si mi futuro está garantizado?” preguntó.
Boehler, originaria de Brasil, dijo que el cambio climático está obligando a los/as cristianos/as a enfrentar difíciles cuestiones teológicas: “La crisis climática nos llama a repensar la salvación, reconociendo que es mucho más amplia que el alma de un individuo, que promete vida abundante para todos/as; pero nuestras teologías con demasiada frecuencia continúan viendo la salvación casi como algo secreto que mantenemos escondido en un cofre del tesoro, y quienes la encuentran y creen en ella vivirán, mientras que todos/as los/as demás morirán”.
“Necesitamos coraje para repensar nuestras teologías y cómo actuamos como iglesia, porque una sociedad ambientalmente sustentable exige una teología y una forma de vivir nuestra fe que sean igualmente sustentables” concluyó.
* Jeffrey es fotógrafo, redactor de historias y fundador de Vida en Fotos de la Tierra. Vive en Oregón. Contacto con los medios de comunicación: Julie Dwyer. La puede llamar (615) 742-5470 y le puede escribir a newsdesk@umcom.org. Para leer más noticias metodistas unidas, ideas e inspiración para el ministerio suscríbase gratis al UMCOMtigo.
** Leonor Yanez es traductora independiente. Puede escribirle a IMU Hispana-Latina @umcom.org