En Belém también nace la Esperanza para el Clima

Aprovechando el imaginario religioso del camino a Belén que María y José tuvieron que emprender antes del nacimiento del primogénito de la Creación (Col 1:15-16); el encuentro de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, COP30, el cual tomó lugar a la puerta del Adviento en la ciudad de Belém, Brasil, nos provee de un espacio de reflexión sobre lo que implica para la Iglesia, cuidar que la Buena Nueva de Cristo también llegue a toda la Creación (Marcos 16:15). 

Revda. Neddy Astudillo. Foto cortesía de la autora.

Revda. Neddy Astudillo. Foto cortesía de la autora.

Artículos de Opinión

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La historia del nacimiento de Jesús está llena de simbología que podemos extrapolar cuando hablamos de la crisis climática y de nuestro rol como Iglesia.

Como dice la Rvda. Ángela Trejo[1] en la Guía “Camino a Belém” escrita por un grupo de ecoteólogos/as latinoamericanos; al igual que el camino al Belén bíblico de María y de José hoy también, millones de personas al verse obligadas a migrar por la sequía, por la pérdida de cosechas, la deforestación, y el extractivismo minero, caminan con la esperanza en sus cuerpos, haciendo un viaje violento y en condiciones de vulnerabilidad.

María representa a las mujeres desplazadas de la tierra, a las guardianas del agua, a las mujeres indígenas que luchan por el bosque que da vida. Ellas llevan la esperanza en una vida restaurada, en medio de un mundo que las ignora.

En Belém do Pará, la ausencia de representantes gubernamentales estadounidenses no nos salva de la responsabilidad por emitir el 20% de las emisiones[2] históricas causantes de la crisis climática; ni de escuchar el grito de los pueblos esperando nuestro apoyo para cubrir los gastos que la adaptación y la pérdidas y daños económicos y emocionales de la crisis climática ya les está cobrando[3].

Las estructuras de poder cuya meta final son las ganancias, al igual que en el Belén de María y José, en la COP30 estuvieron representadas por la delegación siempre más amplia de las compañías de combustibles fósiles. Estas estructuras de poder que se oponen a un mundo de vida abundante que solo es posible reduciendo nuestra dependencia de los combustibles fósiles[4], apuntan a que la crisis climática no es solo una crisis espiritual.

Como en tiempos del Rey Herodes (Mt 2:16-18), con la muerte de niños inocentes, no estamos siendo testigos de un suicidio civilizatorio, sino de un homicidio en contra de los más pequeños de la Creación, y los principales responsables hoy también tienen nombre y apellido.

Esta realidad nos lleva a reconocer que las acciones individuales[5] no nos sacarán de la crisis climática, y por eso la participación de la Iglesia es tan importante.

Como María acogiendo en su interior la semilla del Reino; nuestra presencia en los espacios de toma de decisiones, es como voceros del clamor de la Tierra y de las víctimas del cambio climático; “no es sumisión, sino discernimiento activo, buscando gestar alternativas de vida en medio de la devastación.”[6]

En Belém y junto a María y José, nos jugamos la posibilidad de que la Iglesia sea parte del plan de Salvación de Dios, en Cristo, para bien toda su Creación.

Con el fin de conocer qué buena nueva la Tierra espera escuchar de los hijos y las hijas de Dios (Romanos 8:19-22), los sabios de oriente nos enseñan que no nos podemos conformar con saber que el Hijo de Dios ha nacido.

Manifestantes en el marco de la COP30 (la trigésima cumbre climática de la ONU) que se celebró en Belém, en el corazón de la Amazonía, para centrar la atención mundial en la importancia de la selva tropical y los ecosistemas naturales en la lucha contra el cambio climático. Foto cortesía Revda. Neddy Astudillo.

Manifestantes en el marco de la COP30 (la trigésima cumbre climática de la ONU) que se celebró en Belém, en el corazón de la Amazonía, para centrar la atención mundial en la importancia de la selva tropical y los ecosistemas naturales en la lucha contra el cambio climático. Foto cortesía Revda. Neddy Astudillo.

La crisis climática, cual estrella de Belén, anuncia el clamor de una Creación que busca su liberación, y con ella, también la de nosotros.

Como los sabios de oriente, debemos salir de la seguridad del templo, a buscar, encontrar y conocer al Cristo vivo y Universal de quien la misma Creación nos habla.

Debemos salir a la calle a encontrar sabiduría entre los pueblos que están migrando al ver su sistema social y ecológico en crisis. Debemos escuchar las aguas del río contaminadas por el mercurio, los bosques deforestados para dar paso a la ganadería y la soya industrial. Debemos escuchar a las montañas minadas para encontrar minerales para el desarrollo industrial, incluyendo las nuevas tecnologías propuestas como solución limpia[7]. Debemos escuchar los océanos llenos de plástico, y los corales blanqueados al subir la temperatura del mar.

Junto a los sabios de oriente, podemos salir a buscar y a encontrar al Cristo vivo, de quien la misma Creación nos habla, para encontrar su mensaje universal (Juan 3:16).

En tiempos de crisis climática, pidamos a Dios que vuelva a nacer entre su pueblo, para bien de toda su Creación. Justicia climática, ¡ya!

* La Revda. Neddy Astudillo es coordinadora del programa de Certificación en Justicia Climática y Fe y participó en la COP30 como parte de la Delegación Ecuménica y la PCUSA. Para más información sobre el programa de Fe y Justicia Climática: https://centerforclimatejusticeandfaith.org/programs/certificado-en-justicia-climatica-y-fe/



[1] https://otroscruces.org/portfolio/guia-bambu-cop30/

[2] https://www.unep.org/interactives/emissions-gap-report/2023/es/

[3] https://climatepromise.undp.org/es/what-we-do/areas-of-work/perdidas-y-danos

[4] https://climateandhealthalliance.org/es/fossil-fuel-non-proliferation-treaty-es/

[5] https://www.theguardian.com/commentisfree/2021/aug/23/big-oil-coined-carbon-footprints-to-blame-us-for-their-greed-keep-them-on-the-hook

[6] Andrea Roa, en: https://otroscruces.org/portfolio/guia-bambu-cop30/

[7] https://www.trtespanol.com/article/51bc9abf258c


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