Puntos Clave:
- A principios del año pasado, líderes de la iglesia proyectaron que un refugio en Apaxco, México ayudaría a entre 100 y 150 inmigrantes por mes. En diciembre, el refugio albergaba a 150 personas por noche y alimentaba a 600 por día.
- Si bien antes la mayoría de los inmigrantes eran hombres jóvenes que huían de la opresión política, hoy en día muchos inmigrantes son familias completas, a menudo con niños/as pequeños/as.
- El Comité Metodista Unido de Ayuda (UMCOR por sus siglas en inglés) ha apoyado más de 20 proyectos de ayuda a migrantes en la región. El dinero ha llenado vacíos donde los recursos existentes no cumplían con el espectacular aumento de la demanda de servicios.
A medida que el número de migrantes que pasan por este pequeño pueblo en el centro de México se ha disparado en los últimos meses, la iglesia metodista de la comunidad ha seguido ofreciendo comida, refugio y esperanza a familias cansadas que viajan en trenes de carga hacia el norte, hacia Estados Unidos.
Brian José Rivas Romero pasó una noche en la iglesia en diciembre con su esposa y sus cuatro hijos pequeños. Huyeron de su hogar en Honduras 27 días antes, dejando atrás a dos niños mayores con familiares. “Nosotros/as los/as migrantes tenemos un viaje difícil y estábamos cansados/as. Y entonces encontramos un lugar como este donde podemos descansar, bañar a nuestros/as hijos/as y al día siguiente, podemos continuar nuestro viaje con el espíritu elevado y la esperanza renovada. Es una bendición quedarnos aquí” dijo a Noticias MU durante una entrevista en el Centro de Atención a Migrantes ubicado en la Iglesia Metodista de la Santísima Trinidad.
Rivas Romero dijo que su familia se vio obligada a huir de Centroamérica porque temían por sus vidas: “Intentamos manejar un pequeño negocio, pero las pandillas se apoderaron de él. Luego nos quitaron nuestra casa por lo que tuvimos que huir del país y buscar asilo. Quedarnos en casa significaría perder la vida”.
El ministerio de la iglesia hacia los/as inmigrantes comenzó aquí hace una década. “Salíamos de los servicios de adoración del domingo y encontrábamos inmigrantes hambrientos/as esperando frente a la iglesia el próximo tren. Nos pidieron ayuda, así que empezamos a llevar comida suficiente para 2, 3 o hasta 10 personas a la vez" contó Freddy Cerrón Vázquez, miembro de la congregación quien ahora pasa sus días cocinando en el refugio.
Con el paso de los años, el ministerio se expandió y con la ayuda del Comité Metodista Unido de Ayuda, los/as miembros de la iglesia remodelaron parte de su edificio para convertirlo en un refugio exclusivo, con áreas para comer, dormir y bañarse. La ropa donada llena varias habitaciones.; hay wifi gratuito disponible, así como cargadores para los teléfonos de los/as inmigrantes. El gobierno local proporciona agua al refugio sin costo alguno y asigna profesionales de atención médica y medicamentos para la clínica del refugio.
Un letrero afuera declara que el centro es un "Oasis en Medio del Viaje".
El año pasado, la carga de trabajo del programa se disparó. Cuando el Dr. Elías Muñiz asumió como administrador del albergue en marzo, el médico elaboró un presupuesto para el resto del año, proyectando que el albergue atendería entre 100 y 150 migrantes por mes. Pero en septiembre, cuando el número de inmigrantes aumentó, los/as voluntarios/as del refugio ayudaron a 500 inmigrantes, muchos/as provenientes de Venezuela. En octubre 1.000 inmigrantes recibieron asistencia y en noviembre, la cifra ascendió a 3.000. En diciembre, el refugio albergaba a 150 personas por noche y alimentaba a 600 por día.
El aumento en el número de inmigrantes refleja un cambio en quiénes migran, según el Obispo Agustín Altamirano Ramos, líder de la iglesia regional. Dirige la Conferencia Anual de México, una de las seis conferencias de la Iglesia Metodista de México: “Durante mucho tiempo vimos principalmente hombres, de entre 20 y 25 años, que nos decían que estaban migrando por problemas políticos. Pero esto cambió lentamente y en abril comenzamos a ver muchas más mujeres y niños/as, así como familias completas”.
“Me preocupa que estemos viendo más niños/as, que son muy pequeños/as, en brazos de sus madres, niños/as aprendiendo a caminar. Me han dicho que si los hombres vienen solos, las mujeres y los/as niños/as que se quedan muchas veces son vulnerables e indefensos/as, y los/as niños/as a veces caen en conductas delictivas para sobrevivir” dijo Altamirano.
“Algunas personas han decidido que su oportunidad para una vida mejor para todos/as es emigrar en familia. Sin embargo, si a un/a adulto/a le resulta difícil subir a un tren, imagínense lo peligroso que es cuando llevan niños/as pequeños/as y las bolsas que contienen todas sus pertenencias” añadió.
A medida que ha aumentado el número de migrantes que se desplazan hacia el norte, el gobierno de Estados Unidos ha aumentado la presión sobre México para que frene el flujo. Las redadas de agentes federales de inmigración han aumentado, deteniendo a migrantes que luego son devueltos/as en avión a su país de origen o arrojados/as al otro lado de la frontera sur hacia Guatemala.
Después de que líderes de la iglesia negociaron con funcionarios/as de inmigración, el refugio metodista en Apaxco sigue siendo un santuario de las redadas. Los/as agentes de inmigración deben permanecer al menos a 50 metros de distancia del edificio.
El superintendente de distrito de Apaxco dijo que la presión externa no disuadirá la misión de la iglesia: “México está haciendo el trabajo sucio para Estados Unidos. Es triste decir eso de nuestro país pero como evangélicos/as, no estamos obligados/as a eso pues estamos unidos/as por el Evangelio. Entonces, si puedo cuidar al migrante, brindarle refugio y llorar con ellos/as lo haré y si eso significa que nos acorralen con ellos/as en redadas gubernamentales, que así sea” dijo el Rev. Zabdiel Campos, superintendente del Distrito Valle de Anáhuac.
Un funcionario del gobierno elogió el trabajo de los refugios administrados por iglesias como el de Apaxco. “¿Qué haríamos sin los cientos de refugios en el país patrocinados por comunidades religiosas? Estaríamos perdidos/as. Su hospitalidad es fundamental” dijo Jorge Eduardo Basaldúa Silva, director general de asuntos religiosos del gobierno federal.
Altamirano dijo que esa hospitalidad es característica del pueblo de México: “Es raro que una familia mexicana no tenga al menos un familiar en Estados Unidos, y eso nos hace más comprensivos/as y sensibles ante la difícil situación de los/as migrantes en nuestro país”.
“Nosotros en la iglesia no somos diferentes pues la mayoría de los/as miembros de nuestra iglesia tienen familiares que viven en otro país. Mis cuatro hermanos/as viven todos/as en Estados Unidos y yo soy el único que permanece en México. No podemos cerrar los ojos y fingir que esta situación no existe”.
Muñiz dijo que otras iglesias metodistas han colaborado para ayudar a la congregación de Apaxco a mantener funcionando su refugio.
"Constantemente nos hemos estado quedando sin recursos pero las iglesias han respondido bien; nos traen comida y ropa. Y hay una cuenta bancaria donde las iglesias pueden aportar dinero. No es mucho, pero ayuda” dijo.
Con una subvención de emergencia de UMCOR en 2023, el refugio compró arroz, jabón, champú, galletas saladas y papel higiénico. “Sin embargo, lo que pasó en Acapulco no nos ayudó pues la atención de todos/as cambió"dijo Muñiz, refiriéndose al paso en octubre del huracán Otis, un huracán de categoría 5 en el Pacífico que dejó devastada la ciudad costera. "
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Cristian Schlick es un misionero chileno radicado en México que se desempeña como especialista en migración regional latinoamericana para la Junta Metodista Unida de Ministerios Globales, quien comentó que UMCOR ha apoyado más de 20 proyectos de ayuda a migrantes en la región. El dinero ha llenado vacíos donde los recursos existentes no cumplían con el espectacular aumento de la demanda de servicios.
En Ciudad de México, por ejemplo, UMCOR apoya los servicios médicos y psicológicos de CAFEMIN, un refugio de descanso administrado por católicos para migrantes que esperan visas y permisos de viaje o la resolución de casos legales derivados de violaciones de derechos. Como todos los refugios para migrantes en México, CAFEMIN se ha visto abrumado y a menudo se ve obligado a rechazar a familias necesitadas cuando no queda espacio para albergarlas.
Pero Schlick dijo que el reciente aumento de inmigrantes es algo más que números: “Hemos experimentado una diversificación de la población migrante, con personas que llegan de todas partes de Asia y África. Hace poco contaron a las personas que viajaban por el Tapón del Darién en Panamá, personas que venían de más de 70 países. Para los refugios y defensores de migrantes, eso crea no sólo problemas en términos de números, sino también de idiomas. Ayudar a las personas es más difícil cuando la comunicación se vuelve más desafiante”.
Muñiz dijo que los desafíos que enfrenta su refugio y otros que se extienden a lo largo de México no disuadirán a quienes mantienen la práctica de hospitalidad de su país hacia los migrantes: “En el Evangelio de Mateo, el rey explica que cuando damos comida al hambriento y ropa al desnudo, cuando respondemos con compasión a los/as más pequeños/as entre nosotros/as, le estamos respondiendo a él. En los/as inmigrantes que llegan a nuestra puerta, encontramos a Jesús”.
Cubierto por una toalla de “Tomás el Motor del Tanque”, un migrante duerme junto a las vías del ferrocarril en Apaxco, México donde un refugio administrado por la Iglesia Metodista de México brinda asistencia crítica a los/as migrantes, quienes a menudo esperan durante días en Apaxco a que se detenga un tren de carga para subir a bordo y continuar su viaje hacia el norte. Foto del Rev. Paul Jeffrey, Noticias MU.
** Leonor Yanez es traductora independiente. Puede escribirle a IMU Hispana-Latina @umcom.org