Voces Latin@s, Hispanas, Latinx… ¡Sí a todas!

Revda. Lydia Muñoz. Foto cortesía de la Iglesia Metodista Unida Swarthmore.

Revda. Lydia Muñoz. Foto cortesía de la IglesiaMetodista Unida Swarthmore.

Es justo decir que la mayoría de las personas cuando se les pide que describan a los/as latinos/as en los Estados Unidos probablemente se limitarían a nombrar algunas celebridades y atletas, y un par de excelentes restaurantes que visitaron el Cinco de Mayo. La mayoría de la gente ni siquiera comienza a comprender las complejidades y la vasta diversidad de la población latina en los Estados Unidos. Tomemos, por ejemplo, las muchas formas por las que se nos conoce como grupo en este país: latinos/as, hispanos/as, hispanoamericanos/as y, en los últimos años, latinx. Siempre hemos sido categorizados como una comunidad debido a nuestra lengua común y nuestros vínculos con el colonialismo español, pero analicemos esto un poco.

Después de que concluyó la guerra entre México y Estados Unidos en 1848, el término hispano o hispanoamericano se utilizó principalmente para describir a los hispanos de Nuevo México en el suroeste de Estados Unidos. El censo de los Estados Unidos de 1970 amplió polémicamente la definición a “una persona de origen mexicano, puertorriqueño, cubano, dominicano, sudamericano o centroamericano o de otra cultura u origen español, independientemente de su raza”. Esta es ahora la definición formal y coloquial común del término dentro de los Estados Unidos, fuera de Nuevo México. Esta es la misma definición que la Oficina del Censo de EE. UU. y la Oficina de Administración y Presupuesto usan indistintamente para hispano/a y/o latino/a. [1] El término “latino/a” es una forma condensada del término “latino-americano/a” o de alguien que viene de América Latina. Sin embargo, también incluye a una persona de ascendencia brasileña en esta definición porque Brasil es parte de América Latina y tiene una historia colonial similar, al igual que otros países de América Latina lo tuvieron con España, pero en su caso fue con Portugal.

Artículos de Opinión

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El término Latinx ganó popularidad entre algunos/as en la década de 2010. La adopción de la X se debió principalmente, al trabajo más reciente de inclusión de activistas de la comunidad LGBTQI dentro del mundo de habla hispana, para eliminar el genero binario (masculino-femenino) propio del idioma español. Especialmente recibió más apoyo después del tiroteo en el Nightclub “Pulse” en la ciudad de Orlando del estado de Florida, en junio de 2016. Sin embargo, una encuesta del Centro de Investigaciones Pew de 2020 encontró que aproximadamente el 23% de los/as latinos/as usan el término (en su mayoría mujeres), mientras que un 65% dijo no usarlo y que no debería ser utilizado para describir su grupo étnico. Como era de esperarse, estos porcentajes están cambiando dado el crecimiento de las nuevas generaciones de jóvenes latinos/as “millennials”. Entonces, se puede inferir que “dentro de la diversidad, hay diversidad”. Ese es precisamente mi punto. ¡No somos todos/as iguales!

Hispanos/as, latinos/as, hispanoamericanos/as, latinoamericanos/as.. han sido tantas las formas en que se nos han identificado en este país y, todas ellas dicen mucho sobre la violenta historia de colonización de las personas que han habitado América Latina y el Caribe. En nuestra piel, en la textura de nuestro cabello, la mezcla de sabores en nuestras comidas, la variedad musical y rítmica compartimos, los acentos y modismos que se pueden escuchar mientras hablamos español o portugués, los idiomas de nuestros colonizadores, etc… todos ello es un testimonio vivo de lo que ha vivido nuestro pueblo y de las complejidades de nuestra diversidad, a lo que José Vasconcelos llamó “la raza cósmica”. Somos tan diversos como cualquier otro grupo de personas y no importa lo mucho que la Oficina del Censo o los encuestadores políticos y demógrafos hayan tratado de reducirnos. Muy a menudo somos mal representados/as y simplificados/as en exceso como un grupo de personas fácilmente definidas y predecibles.

Esta diversidad también se refleja en nuestras perspectivas teológicas, y no hay otro ejemplo mas actual y visible que el debate que actualmente vivimos en La Iglesia Metodista Unida. A medida que los grupos continúan reuniendo sus equipos y bandos, considerando el inminente y ya anunciado cisma dentro de la denominación, la narrativa común es que la mayoría de los latinos/as/x metodistas unidos/as  terminarán abandonando la denominación porque tienen tendencias mas tradicionalistas y conservadoras.

Aunque eso puede ser cierto en ciertas conferencias, probablemente no sea bueno generalizar. Así como cada familia debe tomar decisiones en sus vidas, también cada congregación latina/x en nuestra denominación está teniendo una serie de conversaciones profundas, enfocadas principalmente en nuestra propia supervivencia en medio de la división.

La diversidad de nuestras perspectivas teológicas es un testimonio de nuestro  compromiso profundo con el pensamiento crítico y el análisis, porque créanlo o no, somos capaces de estas cosas y del continuo florecimiento del pensamiento crítico teológico que nos llevó a "amestizar a Jesús" mucho antes de que se hiciera un tema de discusión popular. Gente como Gustavo Gutiérrez y su enfoque pedagógico en torno a los/as pobres; Virgilio Eliozondo y su “Jesús Mestizo”; Ada Maria Isasi Diaz y Elsa Tamez poniendo un nombre a la “teología mujerista y su lucha”, así como los sermones y dichos de uno de los iconos más venerados y sagrados de la lucha latinoamericana, el arzobispo Oscar Romero, continúan desafiando a la iglesia a leer, con ojos latinos y contra la corriente, como nos recuerdan constantemente el Dr. Miguel de la Torre y la Dra. Loida Martell.

No debería sorprendernos esta diversidad de pensamiento teológico porque todo nos fue importado por el gran esfuerzo misionero de ayudar a cristianizar América Latina durante su conquista colonial y luego a través de los/as misioneros/as protestantes. Por ejemplo, solo en mi pequeña isla de Puerto Rico, que tiene apenas 110 millas de largo por 40 millas de ancho, el territorio fue literalmente dividido entre las principales denominaciones protestantes después de la guerra hispanoamericana de 1898.

Mapa de Puerto Rico que muestra la división del territorio que las denominaciones protestantes hicieron, después de la guerra hispano-americana. Ilustración cortesía de MARCHA.

Mapa de Puerto Rico que muestra la división del territorio que las denominaciones protestantes hicieron, después de la guerra hispano-americana. Ilustración cortesía de MARCHA.

 

Como lo expresó la Iglesia de los Hermanos Unidos, este fue un intento de evitar que las diferentes iglesias "se pisaran los pies” en este nuevo campo misionero adquirido a través de la guerra". También les sirvió de plataforma de lanzamiento, “para inaugurar una obra que asegurase la norteamericanización de la isla, haciéndola compatible con la labor de acoger a las personas en la alegría y el privilegio de ser discípulos/as cristiano/as… debemos inaugurar escuelas que acojan a cientos de niños/as que puedan ser formados/as, a través de estas instituciones, en las responsabilidades de ser un/a ciudadano/a estadounidense ”. [2] Esas palabras no son mías. Este mismo "trabajo misionero" ocurrió en toda América Latina. Brasil, que era en gran parte un país católico antes de la década de 1900, es ahora el país que experimenta el más rápido crecimiento del protestantismo, con las corrientes pentecostales como los sectores de mayor crecimiento.

La importación continua, en América Latina, de modelos y esquemas religiosos provenientes de los EE.UU. principalmente, incluye la creciente importación de música cristiana contemporánea con sellos como Hillsong y Vineyard que difunden su teología sobre el evangelio de la prosperidad, a una audiencia mayormente pobre y marginada que abarrota estadios de fútbol y otros centros multitudinarios.

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¿Prueba esto que los/as latinx son en su mayoría conservadores/as? Para nada; países como Chile, Argentina, Colombia y Uruguay, que resultan ser pueblos más identificados con el espectro político de la izquierda en América Latina, asi como también ocurre con Nueva Zelanda, por mencionar otras regiones del mundo,  continúan creando expresiones artísticas, nuevas publicaciones y, sobre todo, nuevas generaciones de teólogos/as que continúan desafiando la narrativa de que todos/as los/as latinx son conservadores/as, aprobando legislaciones afirmativas e inclusivas a la comunidad LGBTQI, tanto en la vida pública como en el contexto de la iglesia.

Lo único que podríamos tener todos/as en común, incluso dentro de nuestra diversidad, es la realidad de que muchas veces no se nos toma lo suficientemente en serio como parte de la vida y misión de La Iglesia Metodista Unida, donde ni siquiera se nos considera para tomar parte en las conversaciones y debates de trascendencia dentro de la iglesia. En nuestras conversaciones nacionales sobre raza, inclusión y multiculturalismo, nuestra incapacidad para salir de los paradigmas dicotómicos construidos por la cultura blanca, alrededor de los conceptos de izquierda y derecha; negro y blanco; hombre y mujer; o de cualquiera de las otras formas en que limitamos la raza y la interculturalidad, a través de reducir las cosas a dos opciones, sigue siendo una gran limitantes para nosotros/as.

Como comunidad, solo se nos permite aparecer cuando somos necesarios para apoyar una iniciativa de inclusión y multiculturalismo, o para colaborar con otras minorías étnicas como parte de alguna estrategia que ayude a visualizar la “diversidad dentro de la iglesia”. Eso no se siente como inclusión, sino más bien como una acción simbólica.

La próxima vez que escuche a alguien decir, "los/as latinx son en su mayoría…", en lugar de plegarse a una narrativa que pretenda y asuma quiénes somos y dónde nos ubicamos en esa discusión, tal vez esta sea una gran oportunidad para preguntarle: ¿Qué te hace pensar que puedes meternos una narrativa?, el solo hecho de pensar de esa manera, evidencia un remanente de esa concepción del privilegio colonizador que sustenta esa narrativa que se ha creado sobre nosotros/as y que debemos confrontar antes de seguir adelante, porque la verdad es que nosotros/as, los/as latinos/as/x somos tan diversos como cualquier otra comunidad y con la misma capacidades con lo que podemos ser una verdadera ¡Sorpresa!

NOTAS BIBLIOGRAFICAS:

[1] Shereen Marisol Meraji, “¿Hispano, latino o latino? La encuesta dice… ”NPR Code Switch, 11 de agosto de 2020. https://www.npr.org/sections/codeswitch/2020/08/11/901398248/hispanic-latino-or-latinx-survey-says

[2] Rodríguez, Jorge Juan V El evangelio colonial en Puerto Rico. The Christian Century, 3 de enero de 2017.

https://www.christiancentury.org/blog-post/practicing-liberation/colonial-gospel-puerto-rico

 

* La Revda. Lydia E. Muñoz es una presbítera ordenada en la Iglesia Metodista Unida. Actualmente se desempeña como pastora principal de la IMU Swarthmore, en Pensilvana y es miembro activa del equipo de estrategia del Caucus Hispano-Latino de la Iglesia Metodista Unida (MARCHA – Metodistas Asociados en Representando la Cauca de los Hispano Americanos). Para leer el articulo original (en inglés) abra el enlace aquí.

** El Rev. Gustavo Vasquez es el Director de Noticias Metodistas Unidas para la audiencia hispano-latina. Puede contactarle al (615)742-5155 o por el correo: gvasquez@umnews.org. Para leer más noticias metodistas unidas, ideas e inspiración para el ministerio suscríbase gratis a UMCOMtigo.

 

 

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