Mi abuelo materno, Juan, murió en 1947 y mi padre, como era costumbre, se unió a otros hombres de la familia para cavar la tumba.
Obispo Joel Martinez. Foto cortesía del Concilio de Obispos/as.
Lo acompañé y noté que había una cerca al lado de la tumba; vi que había lápidas en el otro lado en un campo lleno de maleza y le pregunté a mi papá: "¿Qué hay al otro lado de la cerca?" Él respondió que era el cementerio “mexicano”. Entonces pregunté: "¿Por qué estamos aquí de este lado donde es tan agradable sin malas hierbas?" Él respondió que era porque el tío Juan, el hijo mayor del abuelo, había comprado los lotes de este lado de la cerca.
Muchos años más tarde, cuando era un adulto joven, seguía preguntándole a mi padre sobre la cerca, y me explicó que un amigo anglosajón del tío Juan había comprado las tumbas de la asociación de cementerios de la iglesia y luego se las vendió a mi tío, cuando se lo pidió. “A los mexicanos no se les permitía comprar tumbas en el lado donde estaban enterrados los blancos” dijo mi papá.
A principios de la década de 1990, visité el cementerio de otra iglesia en Texas, parte de un sitio histórico para hispanos/as. Fue en esa iglesia donde la primera persona descendiente de mexicanos fue ordenada al ministerio metodista en 1871. Mi padre me acompañó en esa visita y entramos en el cementerio detrás del edificio de la iglesia, cuando noté que había una sección del cementerio que estaba separada del resto.
Los nombres en las lápidas eran hispanos por lo que le pregunté al pastor si los/as afroamericanos/as también estaban enterrados/as allí. Señaló un sitio más allá del lecho de un arroyo seco: esa era la sección afroamericana del cementerio. Una inundación muchos años antes había destruido esa sección.
Le comenté a mi padre: "¡Al igual que en el cementerio del abuelo, los/as mexicanos/as y los/as negros/as no son lo suficientemente buenos/as para vivir cerca de nuestros hermanos y hermanas blancos/as en la vida o en la muerte!"
Artículos de Opinión
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En 1955, se publicó un nuevo himnario en español, el Himnario Metodista, en respuesta a los pedidos de un himnario por parte de las congregaciones de la Conferencia Anual de Río Grande de la Iglesia Metodista en los estados de Texas y Nuevo México. El comité de la conferencia que desarrolló el himnario se había acercado a la Casa de Publicaciones Metodista para preparar tal himnario, pero no hubo respuesta.
Después de más de un siglo de compromiso de la misión metodista con los pueblos hispanos del suroeste de los Estados Unidos, la agencia de la iglesia establecida para satisfacer las necesidades de publicación relacionadas con la misión de la iglesia se hizo la vista gorda y oídos sordos a los/as líderes hispanos/as. El mensaje esencial de la Casa de Publicaciones Metodista fue: "¡Servimos a la mayoría de los/as metodistas, pero no a los de su tipo!"
El comité del Clero y Laicado de la Conferencia Anual de Río Grande tuvo que acercarse a la Casa de Publicaciones Bautista Española con sede en El Paso, Texas, en busca de ayuda para publicar el himnario de 1955. Los fondos necesarios fueron recaudados por la conferencia y el himnario, con el órden de culto metodista, pronto estuvo circulando en las iglesias locales, así como en otras ciudades de los Estados Unidos y América Latina.
En 1966, un grupo de trabajadores agrícolas mexicoamericanos del Valle del Río Grande en Texas decidió marchar hacia la capital del estado de Texas para llamar la atención sobre las injustas condiciones laborales, los salarios y la pobreza extrema de cientos de miles de trabajadores en los campos de Texas. Su marcha de 400 millas comenzó el 4 de julio y terminó en el capitolio estatal en Austin el Día del Trabajo. Marché con esos trabajadores y los apoyé.
Durante ese verano abrasador, ni una sola congregación protestante predominantemente blanca dio la bienvenida u ofreció hospitalidad a los trabajadores y sus partidarios. Las únicas iglesias locales que lo hicieron fueron dos iglesias metodistas hispanas y docenas de parroquias católicas romanas.
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Los Credos Sociales y los Principios Sociales de los Metodistas y otras denominaciones afirmaron los derechos de los trabajadores a organizarse para la negociación colectiva. Sin embargo, muy pocos laicos y clérigos de las iglesias protestantes alzaron la voz o hicieron público su apoyo al derecho de los trabajadores pobres a organizarse y buscar justicia. Esto hizo que muchos en mi generación se preguntaran: "¿Los mexicano-estadounidenses pobres no son dignos del cuidado y apoyo de nuestra iglesia?"
He elegido compartir tres ejemplos del racismo institucionalizado y la discriminación que fue evidente en las prácticas de la iglesia durante mi niñez, mi juventud y durante mi ministerio como pastor. Hubo ocasiones en las que fui sometido a comentarios y acciones personales que reflejaban actitudes discriminatorias, degradantes y racistas hacia mí como mexicoamericano.
Sin embargo, es más importante compartir sobre el racismo continuo y arraigado que impregna las organizaciones e instituciones de la iglesia cuando se trata de incluir, dar la bienvenida y servir a las personas sin importar el color, el idioma y la herencia.
El coro en Apocalipsis 7: 9 nos llama a practicar en la Tierra como será en el cielo: “Después de esto miré, y había una gran multitud que nadie podía contar, de todas las naciones, de todas las tribus, pueblos y lenguas. de pie ante el trono y ante el cordero con ramas de palma en la mano ". Que todos/as nos preparemos para ese coro.
Antes de jubilarse, Martínez se desempeñó como obispo residente de las áreas episcopales de Nebraska y San Antonio, así como presidente de la Junta Metodista Unida de Ministerios Globales y presidente del Comité Coordinador del Plan Nacional para el Ministerio Hispano durante ocho años en cada cargo.
* Contacto con los medios de comunicación: Tim Tanton. Lo puede llamar al (615) 742-5470 o escribirle a newsdesk@umcom.org. Para leer más noticias metodistas unidas, ideas e inspiración para el ministerio suscríbase gratis al UMCOMtigo.
** Leonor Yanez es traductora independiente. Puede escribirle a IMU_Hispana-Latina @umcom.org