La fe cristiana nunca tuvo la intención de ser un viaje en solitario. Los primeros seguidores de Jesús se reunieron para enseñar, comer, orar y más (Hechos 2: 42).
Para los/as metodistas unidos/as, la membresía requiere de la participación activa en una congregación local al formar parte de una comunidad de seguidores/as de Jesucristo que buscan hacer que el mundo se parezca más al Reino de Dios. Nos convertimos en miembros profesos después de ser bautizados/as y profesar públicamente nuestros votos ante la congregación, afirmando nuestra fe en Dios y nuestro deseo de vivir como discípulos/as de Jesucristo, y nos comprometemos a llevar una vida de servicio en y a través de nuestra congregación local. Los votos que hacemos incluyen promesas de participar fielmente a través de nuestras oraciones, presencia, dones, servicio y testimonio para una congregación local.
Nuestra comprensión de lo que significa ser miembro está profundamente arraigada en nuestra herencia metodista. Juan Wesley dejó en claro que el cristianismo es una religión social y que nuestro crecimiento en la santidad de corazón y la vida, depende profundamente de estar en una comunidad cara a cara con otros/as que nos cuidan (y nosotros/as a ellos/as) en el amor. Es a través de estas relaciones cara a cara que experimentamos lo que significa ser el cuerpo de Cristo en el mundo.
A lo largo de nuestra vida, al orar, estudiar las Escrituras, adorar y compartir la comunión con otros/as cristianos/as, profundizamos nuestro conocimiento y amor por Dios; y a medida que respondemos con compasión a las necesidades humanas y trabajamos por la justicia en nuestras comunidades, fortalecemos nuestra capacidad de amar a nuestros/as vecinos/as.
Cuando confesamos y nos arrepentimos de nuestros pecados, que nos alejan del camino de Dios, logramos que nuestros pensamientos y motivos internos, así como nuestras acciones y comportamientos externos, estén alineados con su voluntad y den testimonio de nuestra unión con Dios.
El Rev. Mark W. Stamm explica: “¿Cuáles son los beneficios de tal compromiso? El beneficio principal es la presencia del Cristo vivo, pues él promete que estará en medio de los/as fieles: ... donde dos o tres se reúnen en mi nombre, yo estoy allí entre ellos/as" (Mateo 18: 20). La iglesia continúa insistiendo en que nuestros corazones son tocados cuando escuchamos las Escrituras leídas y proclamadas (Lucas 24: 32), que el Cristo resucitado es reconocido en la fracción del pan (Lucas 24: 35). De hecho, el misterio de Cristo resucitado está presente en medio de mis hermanas y hermanos. Escuchan mi confesión y proclaman el perdón de Dios; me abrazan, se ríen y lloran conmigo, y Dios me cura en todo eso. Mis hermanos y hermanas conocen mis defectos, por lo que me ayudan a mantenerme en honestidad y como también conocen mi potencial, invocan mis dones. Comparten su herencia y su sabiduría y me traen gente para que les enseñe. Necesito su compromiso conmigo, y ellos/as también me necesitan a mí”. (Nuestros votos de membresía).
Esta es un buen tema para conversarlo con su pastor/a. Muchas congregaciones ayudan a los nuevos miembros a aprender más sobre la iglesia y lo que significa ser miembro.
¿Tienes preguntas? Pregunte a la IMU o hable con un/a pastor/a en su localidad. Echa un vistazo a otras preguntas y respuestas recientes.
* Este material fue producido por Pregunta a La Iglesia Metodista Unida, un ministerio de las Comunicaciones Metodistas Unidas. Publicado por primera el 27 de octubre 2016.
** Leonor Yanez es traductora independiente. Puede escribirle a IMU_Hispana-Latina @umcom.org