En lo que el Obispo presidente David Graves llamó un “momento histórico”, la Conferencia General aprobó el 2 de mayo una nueva legislación que autoriza a los/as diáconos/as a ministrar los sacramentos en sus entornos ministeriales.
El cierre de los templos, la prohibición de reuniones en grupos, las cuarentenas decretadas en ciudades enteras, los toques de queda, el cierre de las fronteras y dificultades de movilización, han llevado a las iglesias a reinventar las tradicionales formas de desarrollar su misión.