Durante los últimos meses, han habido muchas historias en las noticias referentes al cambio del estatus de protección temporal (TPS) para personas de El Salvador, programa de reunificación familiar, DACA y otros asuntos relacionados con inmigración. Para mucha gente, es sólo información pues asumen que es un asunto político entre los partidos. Pero para una pareja de clérigos de la Conferencia Anual de Missouri, esos asuntos han sido parte importante de sus vidas en los últimos años.
La Revda. Elsie Lisbeth Quintanilla-Pérez es una nueva estadounidense, que obtuvo su nacionalidad en enero; y su esposo el Rev. José Marino Chacón Mayorga es ciudadano estadounidense desde hace unos pocos años. Han sido pareja desde que eran adolescentes; ambos crecieron en San Salvador, la ciudad capital de El Salvador.
Durante su niñez y juventud su país estuvo en guerra. La guerra civil salvadoreña fue entre el gobierno liderado por militares y fuerzas rebeldes, que comenzó en 1979 y culminó en 1992. Ninguno experimentó directamente mucho de los efectos de la guerra, ya que la mayor parte de las luchas fueron en zonas rurales y en las montañas. Eso cambió en 1989 con la última ofensiva.
“La guerra llegó a la ciudad. Tuvimos amigos/as que murieron en bombardeos” nos dijo Chacón. Adicionalmente a la violencia, experimentaron la desorganización en todos los aspectos de la sociedad: “Todo en el país se detuvo” dijo Quintanilla; la inflación subió aceleradamente y pronto las personas estaban pagando la mitad de su sueldo mensual por una rebanada de pan.
Las facciones combatientes aumentaban sus filas llevándose hombres de las aldeas, considerando que cualquiera persona de 12 años o mayor estaba calificada para unirse a la lucha. Esto llevó a Jorge Luis Mayorga, tío de Chacón, a una mala situación por lo que buscó refugio en los Estados Unidos de América junto con dos millones de personas de El Salvador. La mayoría fueron a Los Ángeles o Nueva York.
Quintanilla describe El Salvador como “el país más pequeño” cuando lo buscas en el mapa de América Central. Describe a su gente como personas muy trabajadoras que siempre están buscando la manera de mejorar sus vidas. Antes de mudarse a los Estados Unidos de América, Jorge Luis Mayorga había estudiado para ser doctor y había servido 8 años como un superintendente de distrito.
Mientras todavía vivían en El Salvador después de la guerra, Quintanilla y Chacón tuvieron otra tragedia no generada por el hombre. En enero 2001 un terremoto de magnitud 7,7 estremeció El Salvador; fue el peor que había sacudido al país en una década. Después de ese, otros dos terremotos más poderosos estremecieron al país el mes siguiente.
Vecindarios en El Salvador fueron sepultados, casas colapsaron. Más de 1.100 personas resultaron muertas y 1.300.000 fueron desplazadas. Durante el terremoto Quintanilla era maestra en una escuela católica, y uno de sus estudiantes de primer grado murió en un deslizamiento de tierra. Por más de un mes fue muy limitado el acceso a agua, comida o transporte.
Los terremotos fueron los sucesos que trajeron a 200.000 refugiados desde El Salvador a los Estados Unidos de América, bajo la provisión migratoria del Estatus de Protección Temporal(TPS). Sin embargo, esta no fue la manera como Quintanilla y Mayorga llegaron acá, lo hicieron a través de conexiones familiares.
Después de que Jorge, el tío de Chacón se estableció en los Estados Unidos, pidió a sus hermanos y ellos llegaron en el 2003. Los padres de Chacón, Ana Luisa Mayorga y Marino Chacón llegaron a Wisconsin, donde Marino Chacón es pastor metodista unido. Ellos solicitaron a su hijo José Chacón quien llegó en el 2007.
Quintanilla no pudo venir directamente como lo hizo Chacón pues en ese momento, estaba dirigiendo una misión médica que prestaba servicios de cuidado dental y oftalmología a 450 personas por día, y ella se sintió obligada a continuar allí. Después de su llegada a los Estados Unidos, su abogado de inmigración le dijo necesitaba esperar cinco años antes de regresar a El Salvador: “Venir acá no es fácil. Tienes que adaptarte al lenguaje, la comida, el clima”.
Compartiendo a Cristo a través de la Educación Superior
La Junta General de Educación Superior y Ministerio (GBHEM) de La Iglesia Metodista Unida (IMU) ofrece clases en El Salvador, abiertas para las personas de otros cinco países de América Central, dos veces al año en abril y diciembre. Las clases son de cuatro días completos y los/as profesores/as vienen de otros países para enseñar los cursos. También coordinan un programa con la Universidad Bíblica de Costa Rica, para que los/as estudiantes del curso puedan obtener su licenciatura.
Parte del programa es la Educación Clínica Pastoral, o curso CPE, de manera para que el/la pastor/as este mejor preparado/a para el cuidado de su comunidad.
“Nuestros programas están engranados para ayudar a los/as pastores/as a ser efectivos/as, lideres transformadores/as” dijo David Martínez, Director de Educación Teológica Especializada y Ministerio para GBHEM. Martínez trabajo con Quintanilla y Chacón y esta emocionado al verlos en su ministerio en Missouri.
“Ellos son una pareja formidable. Ofrecen muchos dones como pastores/as, predicadores/as y músicos/as. Son muy eficientes” dijo Martínez.
El programa GBHEM en El Salvador actualmente tiene 45 pastores/as inscritos/as. Para saber más acerca de los programas de educación internacional GBHEM, visite www.gbhem.org.
Mientras vivían en El Salvador la pareja tomó cursos que la Junta General de Educación Superior y Ministerio (GBHEM) de La Iglesia Metodista Unida (IMU) dicta con profesores visitantes, y viajaron a los Estados Unidos para tomar clases de licenciatura en el Seminario Evangélico de Teología Garrett como estudiantes internacionales.
“Ahora que vivimos acá, ya no somos estudiantes internacionales” dijo Quintanilla, quien recientemente terminó todas las clases requeridas para su Maestría. A Chacón sólo le faltan tres cursos para también lograrlo.
Cuando llegaron por primera vez al país vivieron en Wisconsin por un año; mientras estudiaban en Garrett, la Revda. Geovanna Chávez, quien era la coordinadora de los Ministerios Hispanos en la Conferencia Anual de Missouri, estaba haciendo reclutamiento en el campus y una de las amigas de Quintanilla los registró para una entrevista.
“Ella me mencionó lo de la entrevista y le dije que lo pensaría, a lo que me respondió ‘No, ya te registré para la entrevista, y me dijo cuándo y dónde seria” comentó Quintanilla. La entrevista fue buena y a partir de allí las cosas comenzaron a moverse rápido. Chávez dijo que la conferencia de Missouri los quería para que comenzaran un nuevo ministerio hispano en San Louis. El hermano de Mayorga tenía leucemia y Chacón estaba en el proceso para donarle un riñón; pero su hermano desarrolló una anomalía y su corazón sólo funcionaba al 50% de su capacidad, lo que implicó que ya no era candidato para el trasplante de riñón. La pareja se mudó a Missouri en junio de 2009 y el hermano de Mayorga falleció dos meses después.
Ellos comenzaron su nuevo ministerio La Trinidad, en la IMU de Shaw, pero esa iglesia fue cerrada para abrir el camino a una nueva. Luego se fueron a la IMU La Conexión, desde la cual se trataron diferentes modelos para el lanzamiento de la nueva iglesia y posteriormente se ubicaron en la IMU Concord Trinity.
Cuando tuvieron a su hija, su apartamento resultó pequeño y la Revda. Bárbara Phifer de la IMU Arlington les dijo que su casa parroquial no había sido usada y que la comunidad la podía usar para el ministerio hispano, por lo que se mudaron a Bridgeton y comenzaron en el 2014 el segundo campus para La Trinidad. Ambos tienen servicio de adoración el domingo en el santuario que comparten con la congregación angloparlante. El campus Concord Trinity tiene su servicio a las 12:30 pm, y el campus de Arlington lo tiene a las 5 pm.
La mayoría de las personas que atienden La Trinidad en el Concord Trinity tienen bases católicas, mientras que las personas que atienden La Trinidad en Arlington vienen con bases evangélicas. Chacón describe que en El Salvador había tensión entre católicos/as y evangélicos/as, y que él encontró esa tensión en la comunidad hispana en San Luis. Muchas de las personas que asisten a La Trinidad nunca habían estado en una iglesia metodista unida y les gusta la atmósfera de bienvenida, pero están confundidos con su práctica.
“Los/as católicos/as miran alrededor y preguntan ‘¿Dónde está la virgen María?’. Los/as evangélicos/as preguntan ‘¿Por qué bautizan niños?’. La manera en la que celebramos la comunión es un problema para ambos. Se necesitan muchas explicaciones para transmitir nuestra comprensión de los sacramentos” dijo Chacón.
Algunos preferirían no ser molestados/as. Quintanilla y Chacón fueron contactados por la Iglesia Católica, que les envió una lista de una docena de parroquias en San Louis, pidiéndoles enviaran a su gente a esas iglesias: “Les dije ‘Lo siento pero si ellos/as quieren ser cristianos/as, son bienvenidos/as para que vengan a los servicios de adoración acá’” dijo Chacón.
La pareja escribió una columna en el periódico local en español, y allí mencionaron la ubicación y el horario de sus servicios de adoración. En la próxima edición, una columna escrita por un cura católico incluyó el horario de las misas y la ubicación de las 12 parroquias en San Louis.
Quintanilla dijo que la Iglesia Católica es fuerte en San Luis pero que la iglesia pentecostal/evangélica también lo es, pero su fortaleza es a través de muchas congregaciones pequeñas en lugar de pocas congregaciones grandes. “Aquí las personas pueden ser ellas mismas y tener una experiencia real y personal con Dios” dijo Quintanilla.
El año pasado La Trinidad tuvo una clase de confirmación con 11 jóvenes y la clase de 2018 tiene 9, quienes participan en el grupo de jóvenes con las iglesias anfitrionas: “Es la juventud quien realmente se siente metodista” dijo Quintanilla. Foto cortesía Elsie Quintanilla.
Algunas personas tienen prejuicios contra personas de otros países. Gente de El Salvador, Guatemala y Honduras algunas veces mantienen resentimiento contra México, ya que la violencia allí les ha impedido cruzar el territorio mexicano para ingresar a los Estados Unidos. “Tenemos familia de Columbia que han estado acá por dos años y han dejado de venir. Cuando les pregunto, me responden ‘Nos gustas tú, pero no nos gustan los mexicanos’”.
Mientras los adultos que fueron de la primera generación tienen conflicto sobre la manera de cocinar, la juventud prefiere la pizza o la salchicha. Quintanilla y Chacón ven la asimilación con su hija. Ellos hablan solamente español en casa por lo que ella es bi-lingue, pero la cultura tiene sus efectos. “Cuando ella entra en un salón dice ‘Hi guys en lugar de ‘Hola amigos/as’” dijo Chacón. “Es algo por lo que cada familia de inmigrantes tiene que pasar. Este es el único país que ella ha conocido” agrego Quintanilla.
Chacón dice que la retórica que la política está empleando en tiempos recientes, ha creado un clima de temor entre la comunidad hispana. Muchos/as tienen varios empleos, ahorran todo el dinero que pueden, en caso de que sean deportados/as. Inclusive algunos/as están enviando dinero a sus países de origen, para tener casas construidas listas por si tienen que salir, algo que Chacón dijo no haber visto antes de la elección del presidente Trump.
“Conozco a una pareja en la que ambos tienen dos trabajos, y tienen niños/as. Mientras uno trabaja la otra cuida de los/as niños/as, y no tienen tiempo para compartirlo juntos/as. Las familias están trabajando duro para tener una mejor vida en este país y sería triste ver que ellos/as tengan que irse. Estoy muy agradecido con La Iglesia Metodista Unida y la oportunidad de ser parte de sus ministerios hispanos acá” dijo Chacón.
El Pastor Chacón describe que en El Salvador había tensión entre católicos/as y evangélicos/as, y que él encontró esa tensión en la comunidad hispana en San Luis. Muchas de las personas que asisten a La Trinidad nunca habían estado en una iglesia metodista unida y les gusta la atmósfera de bienvenida, pero están confundidos con su práctica. Foto cortesía de Marino Chacón.
Cuando Chacón llenó su solicitud para ser ciudadano, el proceso tomó cuatro meses; cuando Quintanilla lo hizo, le tomó un año. Muchas personas en La Trinidad tienen estatus de residentes permanente, pero no son ciudadanos/as. Esto va a comenzar a cambiar, ya que las personas que anteriormente eran renuentes a iniciar el proceso de ciudadanía porque no querían renunciar a su nacionalidad de origen, ahora están entrando en el proceso para convertirse en ciudadanos/as (muchos países han hecho cambio en sus legislaciones para aceptar legalmente la doble nacionalidad).
Actualmente dos personas están a mitad de camino en el proceso de ciudadanía y dos más acaban de comenzarlo. Varias familias se han acercado a Chacón y a Quintanilla preguntándoles si les pueden firmar documentos que declaren que se harán cargo de sus hijos si ellos tienen que salir de manera forzosa y dejarlos acá. Chacón comentó que el clima de miedo proveniente del discurso de la actual administración, ha tenido un impacto en muchas familias: “Las personan tienen el sentimiento de que ‘Ellos no nos quieren’ cuando miran alrededor de la ciudad”, dijo Chacón.
Un grupo misionero de 70 personas de Concord Trinity viajo a El Salvador en 2014; Chacón los llevó a las montañas donde vieron a niños/as descalzos/as y a personas cargando agua para llevarla a lugares distantes. Ellos/as llevaron comida y biblias y la gente prefería las biblias a la comida. Un hombre del grupo misionero le dijo a Chacón que él se sintió mal por cómo había tratado a los hispanos en San Luis y que al ver las condiciones de donde salieron, había cambiado su vida y le había dado una nueva perspectiva.
Chacón tiene una visión amplia de la actual administración. “Pienso que hay cosas buenas y cosas malas acerca de la administración del presidente Trump. No todo es malo, pero la inmigración no es su lado bueno” nos dijo. Chacón ha rechazado muchas invitaciones a protestar, encontrando que ellas no son útiles como parte del proceso de llegar a un cambio en la política. Actualmente Quintanilla está solicitando traer a su madre al país, pues la violencia de las pandillas hace que El Salvador continúe siendo un lugar difícil para vivir.
“Ya no tenemos una guerra civil, pero ahora tenemos guerras sociales. Como los soldados en la guerra civil, las pandillas también reclutan muchachos desde los 12 años. No les importa si están en aldeas o ciudades, pasa en cualquier parte” dijo Chacón.
Hay personas en la IMU La Trinidad en San Luis bajo el Estatus de Protección Temporal (TPS) o el estatus Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), que se preocupan cada día cuando ven los noticieros. Quintanilla es feliz porque La Trinidad les brinda un lugar para adorar, y que como ciudadana, ella trabaja para el cambio: “La gente necesita un espacio donde puedan respirar. Aquí se sienten bienvenidos/as y seguros/as. Se que no puedo cambiarlo todo, pero puedo comenzar por lo pequeño y hacer cambios en mi comunidad” dijo.
* Para leer la noticia original, oprmia aquí.
** Leonor Yanez es traductora independiente.