Para el Rev. Amick, el mundo no vive una crisis de migración; antes bien, vive una crisis de hospitalidad. Ante esta crisis, las iglesias pueden hacer una diferencia en ampliar la comprensión del tema, y contribuir a transformar corazones y relaciones. Para el Rev. Amick, la iglesia debe comprometerse con recursos para fortalecer a las iglesias locales y cambiar políticas, informar, sumar a otros al trabajo. Cristian Schlick cerró con una reflexión desde nuestra fe en Jesús: “Recordemos a quién seguimos. Seguimos a un refugiado”.