ARRIBA: Ruth Moreno le muestra a su hermano Lino, cómo mantener sus manos calientes cuando amanece detrás del puente de Santa Fe sobre el Río Grande en Juárez, México. Cada día escolar hacen el viaje de dos horas para cruzar la frontera y asistir al Instituto Metodista Unido Lydia Patterson en El Paso, Tejas. Foto por Mike DuBose, Noticias MU..
Ruth Moreno y su familia viven en una de las pocas casas que muestran sus luces encendidas desde las 4:30 a.m. Dos perros grandes se pasean por el pequeño patio delantero cercado, ladrando ansiosamente ante cualquier movimiento en la calle.
Cuando se abre la puerta principal, la luz que rodea el cabello largo y oscuro de Ruth la envuelve como un halo.
Es estudiante del último año de secundaria y su hermano menor, Lino, estudia séptimo grado; ambos visten uniformes azul marino y vinotinto del Instituto Lydia Patterson, una escuela preparatoria universitaria metodista unida en El Paso, Tejas. Los niños con sueño se están preparando para salir de la casa, cruzar el Río Grande y viajar desde Juárez, México, hasta los Estados Unidos.
Elizabeth Ramírez Arredondo la madre de Ruth, lava los platos del desayuno mientras su padre, el Rev. José Lino Moreno García, está de pie cerca de la mesa mirando a sus dos hijos más pequeños mientras corren a buscar libros, se abrigan y se preparan para salir a la escuela. Así es como comienza cada día escolar.
José y Elizabeth están felices de enviar a sus hijos antes del amanecer porque asistir a Lydia Patterson es un sueño para toda la familia.
"Es una gran escuela donde enseñan valores de la Biblia" dice Elizabeth. Su hija mayor, Raquel de 21 años, se graduó de Lydia Patterson y ahora está en la universidad y trabajando a tiempo parcial. Ruth explica, con un poco de envidia, que Raquel todavía está dormida cubierta de mantas en el sofá.
El camino de tierra lleno de gente está ligeramente iluminado por farolas ocasionales durante una fría mañana de noviembre. La rutina es que los niños tomen un autobús urbano para un viaje de 30 minutos hasta la entrada del puente de Santa Fe. El viaje a través del puente peatonal no es tan largo, pero puede tomar de una a cuatro horas para ingresar a los Estados Unidos. El puente de Santa Fe, conocido como el Puerto de Entrada a El Paso Norte en el lado estadounidense, es el segundo puente peatonal más concurrido en la frontera con México.
La mayoría de los días es una caminata de dos horas, por lo que Ruth se asegura de que ella y Lino salgan de su casa a las 5:20 a.m. para llegar a tiempo a la escuela y trabajar en la cafetería por una hora antes de que comiencen las clases.
Juárez en un momento fue catalogada como la ciudad más violenta del mundo debido a las bandas de narcotraficantes y la ciudad ahora está lidiando con miles de migrantes que esperan asilo, un proceso que se ha vuelto más lento por los nuevos Protocolos de Protección al Migrante de la administración Trump.
"Soy consciente de lo que sucede a mi alrededor y de que hay violencia en todas partes, pero no siento miedo porque confío en Dios y Él está conmigo; no estoy sola" dice Ruth sobre su ciudad natal. "o me malinterpreten, porque también sé que debo tomar precauciones" agregó.
Ruth mantiene sus ojos en su hermano pequeño y sabe lo que sucede a su alrededor.
Lino tiene mucho sueño y apoya su cabeza contra el hombro de su hermana, quien lo sacude suavemente cuando es hora de moverse. Él le pide dinero para comprar chocolate que lo ayudará a mantenerse despierto.
Mientras caminan, el sol sale lentamente y pinta todo de dorado. Y cuando pasan los guardias fronterizos en los Estados Unidos, saben que sólo faltan unas pocas cuadras para llegar a la escuela y mientras esperan en la fila, Ruth estudia para un examen.
Ruth y Lino tienen becas para asistir a la escuela privada, las cuales se otorgan según disponibilidad, en función de la necesidad económica. Todas las becas son donaciones, principalmente de iglesias locales metodistas unidas, y los/as estudiantes obtienen las becas trabajando antes y después de la escuela. Lydia Patterson es apoyada por la Jurisdicción Sur Central.
El Equipo Metodista Unido de Trabajo en Inmigración (UMITF) se reunió en la escuela del 21 al 23 de noviembre. Ruth y Lino estuvieron disponibles para servir comida durante los almuerzos y cenas organizados por la escuela, y también fueron acólitos (el nombre que reciben los monaguillos en la tradición protestante) durante el culto final de la Iglesia Metodista Unida Trinity-First, en la ciudad de El Paso, Tejas.
Ruth dice que en Lydia Patterson "se siente como en casa"; ríe y agrega: "Debe ser porque paso mucho tiempo allí".
Ella se toma en serio su educación y siente que el estar allí "es el propósito de Dios.
Lydia Patterson te ayuda a realizar tus sueños, por lo que me siento feliz y quiero hacer todo lo que necesito hacer” dijo. Sus padres siempre le dicen que quieren una vida mejor para sus hijos/as; a lo que ella responde diciendo: "Quiero retribuirles lo mucho que me han dado".
Por otra parte, sus días pueden alargarse porque está involucrada en varios clubes después de la escuela: "Estoy en el ministerio laico, que es el grupo a cargo de los servicios de la capilla; también en un club interactivo que presta servicios a la comunidad, y además participo en el consejo estudiantil y en el periódico, porque me encanta escribir", dijo.
Sus materias favoritas son inglés y matemáticas, quiero ir a la universidad para obtener un título en educación primaria y luego ingresar al ministerio: "Mi mayor sueño es ser pastora, difundir el Evangelio y el amor de Dios, y servir a otras personas. Esa es mi vocación" dijo y agregó que su padre, un pastor pentecostal, es su inspiración.
Fuera de la escuela, Ruth trabaja en su iglesia y con los grupos de jóvenes y niños/as. Cuando tiene tiempo libre, sus pasatiempos son dibujar, escribir, cantar y hacer manualidades.
"Trato de estar ocupada en la obra de Dios; realmente me encanta pasar tiempo con mi familia y amigos" concluyó.
El Instituto Lydia Patterson existe desde hace más de 100 años. Patterson era una laica metodista que notó que los/as jóvenes hispanos/as del vecindario no tenían escuela a la que asistir; el 75% de sus estudiantes son de Juárez, dijo Socorro de Anda presidenta de la escuela.
"Tenemos estudiantes que pueden pagar la matrícula, pero también tenemos estudiantes que, sin nuestra ayuda, probablemente no irían más allá del sexto grado" dijo de Anda.
“Ruth es una estudiante becada, quien ha demostrado que agradece y aprovecha esta oportunidad. Trabaja arduamente, participa en muchas actividades estudiantiles y destaca porque es una persona que habla sin vergüenza sobre la oportunidad que se le ha brindado. Tenemos muchos/as estudiantes que sobresalen y trabajan duro” dijo Ernesto Morales, director de Lydia Patterson.
Así mismo, agregó que muchas personas que no están familiarizadas con Lydia Patterson lo consideran un buen lugar para que los estudiantes aprendan a hablar y leer inglés.
"Ese concepto es una idea mínima de lo que estamos haciendo; tenemos estándares académicos sólidos ... nuestros maestros tienen altas expectativas. El 99% de los/as estudiantes pueden ir a colegios, universidades y se gradúan entre el 98 y 99%".
El costo de la escuela es de $500 por mes durante 10 meses, pero algunas becas son de $6.000 para cubrir el costo de obtener una visa de estudiante, el viaje de ida y vuelta desde el puente y que les quede algo de dinero extra para permitirles unirse a clubes y ser parte de las actividades, dijo Morales.
De Anda dijo que una gran parte del éxito de la escuela es su personal.
“La antigüedad promedio del personal es de aproximadamente 15 años; hay una persona que trabaja con nosotros por casi 50 años: se graduó de Lydia Patterson, era maestra de matemáticas y ahora es asistente del director".
Otro miembro del personal de toda la vida es Fernando Rivera, quien encontró un hogar en Lydia Patterson hace 45 años y nunca se fue. Rivera, director de actividades estudiantiles, vino a la escuela como estudiante y dijo que casi fue expulsado "por ser un alborotador", pero el Rev. Harry Kahl, el director en esa época, le dio una segunda oportunidad. Kahl ofició su boda, bautizó a sus hijos y fue su patrocinador para obtener la ciudadanía estadounidense.
"Lo amo mucho como a un hijo y él me llama su padre, ya que su propio padre falleció" dijo Kahl. Agrega que Rivera será uno de los oradores en su funeral. "Estoy orgulloso de cómo educó a sus hijos y los crió en la iglesia.
Rivera dijo: “Como yo, hay muchos estudiantes que tienen la oportunidad de una vida mejor; puedo contarte sobre muchas personas que todavía están fuera y quieren tener una oportunidad como la que tuve yo. La escuela y la Iglesia Metodista Unida hacen un buen trabajo ayudando a estas personas".
Rivera ha devuelto tanto a la escuela como a la iglesia; su hijo graduado de Lydia Patterson ahora es un pastor metodista unido ordenado en Louisiana.
"Cuando se gradúen de Lydia Patterson, queremos asegurarnos de que se vayan con un sentido de responsabilidad no sólo por ellos mismos sino por los demás; incluso si no van al ministerio laico o al ministerio ordenado, siempre estarán en algún tipo de ministerio. Siempre sirviendo, que es lo que les enseñamos” dijo de Anda.
“Lydia Patterson es un refugio seguro, un santuario. Es difícil entender lo increíble que es esta misión sin verla; por lo que invito a las personas a visitarnos, hablen con los/as estudiantes y vean de qué se trata. Y casi garantizo que la gente querrá ser parte de este ministerio" dijo Morales.
*Gilbert es reportera y DuBose es fotógrafo para Noticias MU. Joey Butler es productor/editor multimedia y contribuyó con esta historia. Puede llamarlos al (615) 742-5470 o escribirles a newsdesk@umcom.org. Para leer más noticias metodistas unidas, ideas e inspiración para el ministerio suscríbase gratis al UMCOMtigo.
**Leonor Yanez es traductora independiente. Puede escribirle a IMU_Hispana-Latina @umcom.org
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Credits:
Mike DuBose/UM News